Nadal y Federer disputarán un nuevo clásico por el pase a la final del Grand Slam australiano.

Con mucho temple y garra, el español Rafael Nadal, actual número uno de la ATP, logró poner su nombre en las semifinales de Melbourne tras hacer suyo el compromiso ante el búlgaro Grigor Dimitrov (22° ATP), al que venció por 3-6, 7-6(3), 7-6(7) y 6-2.

Nadal tuvo que batallar fino frente a un rival durísimo, que lo complicó con potentes y agresivo golpes y que incluso estuvo a punto de ganarle el tercer set para colocarse en ventaja. Además, el 1 nuevamente jugó vendado debido a las ampollas en su mano izquierda; complicación que lo aquejará también hasta finalizar el torneo.

El episodio inicial fue de total dominio para el búlgaro, el cual enfiló buena cantidad de puntos con su potente derecha y además fue muy efectivo con el primer saque. Dimitrov gestionó el golpe sobre el segundo game al consolidar el break, que finalmente administró para adjudicarse el primer tramo.

Punto aparte fue el aliento del público a favor del búlgaro, que exasperaba a un Nadal que finalmente no podía hacer nada para terminar con esos ruidos molestos para él. Aun así, el ibérico mejoró en su juego,  devolviendo con mucha más eficiencia los tiros de su rival y registrando los puntos ofensivos que logró fabricar y que derivaron de su excelente defensa. Un quiebre para cada uno determinó el primer tie-break, en donde el español se mostró más solvente para igualar la contienda.

Llegaría el tercer parcial, sin duda el que más emociones traería por las alternancias de dominio y además porque quien más cerca estuvo de ganarlo terminó lamentándose. Nadal pegaría primero rompiendo el servicio de Dimitrov en el quinto juego para luego sacar diferencia y establecer un 4-2 a su favor. Pero de inmediato, el búlgaro equilibró la balanza aprovechando concesiones de su adversario (4-4).

A través de sus embates ofensivos,  nuevamente Dimitrov dispuso de hasta tres sets points para poner en jaque a Nadal, pero no supo mantener ni la calma ni la precisión para colocarse en ventaja (30-40 con 6-5 a favor y luego en el break point 6-5 y 7-6) Por el contrario, el mallorquino si aprovechó su oportunidad y pasó a ganar el duelo.

En el cuarto episodio, Rafael Nadal se soltó, jugó más sólido, fue más incisivo y agresivo; mientras en la vereda del frente el tenista búlgaro perdió la lucidez, pues bajó por completo su accionar. El número uno quebró en dos ocasiones para consumar su victoria.

FEDERER Y SU MAGIA

Por su parte; mostrando un nivel estupendo y superlativo, Roger Federer (6° ATP) superó con parciales de 6-3, 6-4, 6-7(3) y 6-3 al escocés Andy Murray (4° ATP). A pesar de ceder un set (a mi criterio por accidente), el suizo fue completo dominador de las acciones.

Durante el encuentro, el máximo ganador en la historias de los Grand Slam fue impasable e incontrolable para un Murray que nunca encontró la fórmula para hacer daño a su contrincante y más bien lucía desconcertado.

Federer fue muy agresivo, encarador, e inteligente para marcar sus variantes de juego través de sus subidas a la net y las pelotas con efectos que complicaron casi siempre al británico. Su saque y buena defensa también prevaleció. En suma, el helvético jugó a gran nivel.

Una oportunidad de quiebre fue suficiente para que el suizo se adjudique tanto el primer como el segundo set, donde generó 25 tiros ganadores y 5 aces.

La categoría del quizás mejor jugador en la historia del tenis se mantuvo firme a lo largo del compromiso, pero a decir verdad regaló el siguiente tramo. Sólo aprovechó una de las cinco oportunidad de break con las que contó y cuando se disponía a servir para partido (5-4) apareció recién Murray con su potencia para vulnerar a Federer.

Nuevamente, el tenista natural de Basilea dispuso de hasta dos chances para cristalizar su triunfo al encontrarse 6-4 arriba en el tie-break, pero Murray volvió a aparecer en ese instante e increíblemente (por las circunstancias del juego) forzó otro set.

La misma fotografía del episodio anterior se daba en el cuarto, ya que Federer mandaba en el juego pero sin concretar las oportunidades de rompimiento para hacer efectiva tanta superioridad. Murray levantó hasta cinco break antes de que el suizo logre la ansiada rotura y mandar 5-3 en el marcador.

El último game se cerró con algo de drama, ya que el cuatro veces campeón de Australia (2004, 2007, 2007 y 2010) tuvo que levantar un 0-30 en base a su agresividad y buen servicio.

 Por: Luis Miguel Guerrero. 

Periodista (redactor y reportero) de www.enlinea.pe

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