Agradezco la invitación de mi buen amigo Jorge, pero seamos sinceros, en lugar de regresar del exclusivo balneario de Asia, más bronceado y más relajado; vuelvo fastidiado y con mucha rabia a escribir este artículo.  No pienso ponerme a lloriquear por el mal rato pero marca pica que gente con más dinero y mas poder (al menos eso creo) pretenda pisotear los derechos de quienes a punta de harto esfuerzo lograron conseguir un terrenito en la playa para poder tomar el sol por estos meses.

 

Agradezco la invitación de mi buen amigo Jorge, pero seamos sinceros, en lugar de regresar del exclusivo balneario de Asia, más bronceado y más relajado; vuelvo fastidiado y con mucha rabia a escribir este artículo.  No pienso ponerme a lloriquear por el mal rato pero marca pica que gente con más dinero y mas poder (al menos eso creo) pretenda pisotear los derechos de quienes a punta de harto esfuerzo lograron conseguir un terrenito en la playa para poder tomar el sol por estos meses.

 

Todo empezó un viernes por la noche en que Jorge Luis Polanco – así se llama mi amigo – me incitó a salir de Lima. Cosa que habitualmente no hago, pero por tratarse de él, atraqué. Es más, no podía rechazar tal propuesta pues no mataría la ilusión de  llevarme a conocer su casa en el balneario de Chocalla. Para mayor detalle, iríamos hasta el kilómetro 92 de la panamericana sur y podríamos salir hacia el famoso boulevard si se nos pegaba la gana.

Sandalias, bividís, ropa interior, y varios polos (de esos pegaditos que parecen de ambiente), lentes oscuros, bronceador y gotas para los ojos y listo. No hay más que llevar. Jorge me aconsejó que invite a alguna amiguita. Que el lugar es el propicio para el flirteo, pero como ahora  ando soltero, prefiero seguir sin compromisos. Además para qué llevar refrigerios al picnic. Mochila a la espalda y a treparnos en su camioneta. Música a discreción. 

Y obvio, unas chelas para entonarse en el camino, pero solo para mí. Jorge prefiere siempre respetar las reglas y se repetía a cada rato, si toma no maneje… Yo hubiese preferido que deje de manejar y se ponga a chupar conmigo. Eso no pasó. Jorge es un aburrido pienso, mientras en la radio una señora de apellido Carrá canta que para hacer bien el amor hay que venir al sur. Me gusta la idea.
    
Casi llegando al lugar, Jorge me comenta sobre algunos problemillas judiciales que tuvo con su terreno. Que el Juzgado Mixto de Mala le declaró fundada un habeas corpus; todo porque unos malditos le colocaron tremendo muro por el lugar donde debía ingresar a su casa. Que, la asociación de propietarios del balneario de Chocalla le cerraron la única vía de acceso para luego pedirle su terreno en venta. Ups, Jorge no me contó nada de esto, porque sabía que no iría hasta allá, si había tanto problema.

Hasta nuestra guarida veraniega habíamos llevado agua, comida y cervezas. Mucha mas cantidad de esto último. Un par de coolers llenos de todo. Pero todo nuestro esfuerzo para pasarla bien se vendría abajo cuando estuvimos frente a frente a un cerco que obstaculizaba nuestro paso. Preguntamos que pasó. Porque semejante atropello. Obviamente nadie nos dio respuesta, solo algunos vecinos murmuraron en voz baja que su colocación había sido ordenada por Francisco Babbini Andrade.

Acapararon el ingreso y había que  avanzar casi dos kilómetros más para entrar por otro lado; sortear un cerro y por si fuera poco cargar con todas nuestras providencias pues no hay ni dónde estacionarse. Carajo, Jorge, y porque compraste un lugar en una zona tan difícil, le recriminé. Esta zona es buena. Lo que pasa es que hay muchos intereses y la gente cree que puede hacer lo que quiere, respondió asado.

Mal haría en darle detalles de este fin de semana en Asia, pero este inconveniente deja un mal sabor. Me deja rayadazo y con una sensación de que cualquiera hace lo que le plazca. Y las leyes? y las autoridades judiciales? bien gracias. Deben estar más allá. En otra playa exclusiva. Estaré atento a lo que – en los próximos días – decida el Tribunal Constitucional con este caso, pues los cabrones de la asociación  han apelado a todas las instancias donde Jorge, con la verdad de su lado, les ha ganado. Ojala los magistrados fallen con justicia; y la próxima pueda volver a Chocalla, ingresar por donde se debe y esta vez; llevarme un mejor recuerdo y esta ves si, llevar hembrita. 

Administrador de contenidos de Grupo Periodismo en Línea

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