Rafael Jesús y su familia (Foto: Diario Correo)

Habían pasado unas horas del terremoto que afectó al sur del país y en una carpa de EsSalud en la Plaza de Armas de Pisco, nació un bebé en medio de heridos, escombros y muerte.

Su madre Erika Julia Gutiérrez recuerda aquel episodio con pena y alegría. Era su primer hijo y sintió los dolores del parto minutos después del sismo.

El hospital estaba en escombros y tuvo que ser atendida en una carpa instalada en la plaza de armas de Pisco por una obstetriz y un médico.

Un llanto fuerte anunció la llegada de Rafael Jesús Moquillaza Gutiérrez. Era el 17 de agosto del 2007 y se trataba de la primera vida después de tantos muertos que dejó el terremoto.

“Cada cumpleaños de Rafael es recordar con pena todo lo que viví pero al mismo tiempo me llena de felicidad saber que mi hijo pudo nacer y salvarse”, relata su madre muy emocionada al diario Correo.

NIÑO SÍMBOLO. La noticia de su llegada fue publicada por todos los medios y hasta el entonces presidente Alan García fue a visitarlo con regalos. Rafaél Jesús se convirtió en el símbolo de la vida y el inició de la reconstrucción de Pisco.

“Rafaél resultó inquieto, travieso un verdadero terremoto, así le dicen aca, es su chapa jaja”, sonríe su madre.

Cinco años después, la familia Moquillaza Gutiérrez creció. Ahora Rafaél tiene una hermanita de dos años a la que cuida y protege cada vez que sienten un sismo.

El niño no se asusta aunque siente de forma innata que hay que cuidarse y protegerse. Si bien el sismo lo sacudió en el vientre de su madre hoy conciente y feliz,vela por los suyos incluída doña Érika.

La familia hoy trata de salir adelante, Martín, el padre de Rafael Jesús, lamentablemente perdió su trabajo como vigilante en Essalud. Lo despidieron sin mayor explicación y ante la adversidad sale cada día de casa en busca de una oportunidad laboral.

AYUDA MÉDICA. Hace dos meses un accidente intentó apagar la alegría de Rafaél. La moto lineal en la que se desplazaba a su colegió chocó y el menor resultó con fuertes golpes.

“Mi hijo fue llevado al hospital y lo curarón. Sin embargo necesita que le realizen una tomografía para descartar alguna secuela y, hasta ahora, no se la hicimos porque podemos pagarla”, nos dice su padre.

Hoy la familia sigue unida. Su hogar que consta de un módulo entregado por el Estado Peruano pero lo mejoran cada día a punta de esfuerzo y trabajo.

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